A una mujer embarazada de siete meses la colgaron de una tubería. Sus dos manos atadas con una cuerda áspera pasada por una polea unida a la tubería. Retiraron el taburete que tenía bajo sus pies para que la mujer quedara suspendida en el aire. La tubería a 3-4 metros sobre el suelo. Uno de los extremos de la cuerda era sujetada por los guardias. Cuando los guardias tiraban de la cuerda, la mujer quedaba suspendida en el aire, mientras que al soltarla caía bruscamente al suelo. Esta mujer embarazada fue torturada de este modo hasta que perdió su bebe aún no nacido. Más sádico y cruel fue que forzaron a su marido a presenciar la tortura personalmente.“
La historia anterior no es parte de una película de terror. Sucedió en el campo de trabajos forzados de Wanjia en China y no es un caso aislado. Como esta mujer que perdió a su bebe y que vio de cerca la muerte, desde 1999, millones de víctimas inocentes han sufrido una persecución de tal brutalidad que supera cualquier lógica humana, solo porque estaban practicando Falun Dafa.
Los crímenes cometidos por el Partido Comunista chino (PCCh) contra quienes practican Falun Dafa, son conocidos desde el año 2001 y recogidos en una serie de artículos periodísticos que le valieron el premio Pulitzer a su autor. Pero eso solo fue el principio. Después, esas aseveraciones fueron investigadas, contrastadas y denunciadas en sus informes por el holandés Theo Van Boven desde el año 2001 al 2004 y el Austriaco Manfred Nowak del año 2004 al 2010, quienes fueron Relatores especiales de Naciones Unidas sobre la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes y también una parte muy importante del mérito de haber denunciado estas aberraciones corresponde a Asma Jahangir, una abogada Pakistaní que fue Relatora Especial para ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias de agosto de 1998 a julio de 2004 (ver puntos 37 y 76 de uno de sus informes), y Relatora Especial de Naciones Unidas para la Libertad de Religión y Pensamiento de agosto de 2004 a julio de 2010.
Aunque más de una decada ha pasado desde entonces, el mundo aún no sabe realmente lo que sucede detrás de la fachada en China , porque el Régimen comunista tiene como prioridad el mantener estas atrocidades bien ocultas a los ojos extraños. ¿Cuál es la razón para esto?. El que se conocieran sería devastador para la legitimidad e incluso la propia existencia del Partido que ha regido durante 70 años ya, un país cuya civilización y cultura habían florecido durante 5000 años.
Vamos a tratar de ir tras el telón que oculta estos crímenes a la humanidad y exponer los factores que lo han provocado.
FALUN DAFA
En los años 90, los parques del país más populoso del mundo estaban llenos de personas que practicaban unos ejercicios serenos profundamente arraigados en la cultura tradicional china. De todas las prácticas y escuelas de este tipo en ese momento, una sobresalió entre todas. No solo floreció sino que provocó cambios profundos en la sociedad china: Falun Dafa también conocido como Falun Gong.
A diferencia de otras prácticas que solo mejoran la condición física, Falun Dafa enfatiza especialmente la mejora del carácter moral del individuo al observar una serie de enseñanzas basadas en tres principios universales, verdad, benevolencia y tolerancia. Así, en unión a los ejercicios de Falun Dafa, los practicantes tratan de alinear sus pensamientos y acciones en su vida diaria a estos valores fundamentales por medio de una especie de disciplina interior, llamada “cultivación” en la cultura tradicional china.
Presentado al público en general en mayo de 1992, Falun Dafa desplego –gracias a sus beneficios–, una evolución sin precedentes en la sociedad y en solo unos pocos años, uno de cada 13 ciudadanos chinos practicaba estos ejercicios.
De hecho, los beneficios para la sociedad eran incluso reconocidos por el gobierno chino. Asi el primer estudio médico global realizado en Beijing en esa época por iniciativa gubernamental, demostró que Falun Dafa ahorraba al estado 3270 yuan por persona y año, un dinero que cuantificaba los gastos médicos que ya no eran necesarios.
El ahorro en gastos médicos no era la única razón por la que Falun Dafa era merecedor del aprecio por parte del estado, ya que además de mejorar la salud, los ciudadanos chinos que practicaban Falun Dafa, mejoraban su carácter moral constantemente, permitiéndoles ser más diligentes y ordenados en forma y en fondo en sus trabajos diarios.
Así que Falun Dafa pronto se convirtió en la práctica de esta naturaleza más extendida en la historia de china, contribuyendo significativamente a la estabilización de una de las sociedades más complicadas del mundo. En 1998 el número de practicantes según estadísticas oficiales, rondaba entre 70-100 millones y estaba en aumento. Superaba en practicantes al número de miembros del Partido Comunista Chino (PCCh).
Y entonces algo paso que rompió a China.
UNA DECISIÓN QUE CONMOCIONO AL MUNDO
Aunque Falun Dafa por su propia naturaleza era totalmente apolítico, pacífico y traía significativos beneficios al país, el líder del PCCh Jiang Zemin decidió erradicar la práctica por completo.
El líder del PCCh de acuerdo a varios analistas, estaba muy insatisfecho con la popularidad de la práctica que tenía más adherentes que el Partido y como todo dictador, estaba preocupado por tan elevado número de personas que pensaban libremente sin tener en cuenta la propaganda oficial. Aún más, los principios de Falun Dafa, eran vistos como una oposición directa a la filosofía de la violencia y lucha de clases promovida por el Partido.
Así el 20 de julio de 1999, Jiang Zemin, desato el terror contra sus propios compatriotas. Lo que siguió fue una campaña brutal para erradicar Falun Dafa que recordaba a la gran Revolución Cultural de Mao. El deseo de Jiang era desterrar Falun Dafa de la faz de la tierra en tres meses.
Todo comenzó con una gran campaña en los medios para destruir la excelente reputación de la práctica que hasta entonces era reconocida y premiada incluso por el propio gobierno chino. Los seguidores fueron difamados, presentados como personas peligrosas, algunos con tendencias suicidas y el régimen incluso llegó a ir tan lejos como para teatralizar un gran incidente como la autoinmolación en la plaza de Tianamen. Al mismo tempo el aparato de censura de internet bloqueo la posibilidad de que la gente supiera realmente lo que estaba sucediendo.
Por tanto mientras los medios estatales mostraban a los practicantes con la peor cara, el aparato represivo del estado actuaba con todos sus recursos. Muchos practicantes se despertaron siendo echados a la fuerza de sus casas para ser llevados sin juicio alguno o con simulacros de juicio, a prisiones, campos de trabajo forzados y centros de lavado de cerebro.
Aun mas, el PCCh creo un órgano específico dedicado únicamente a perseguir a los practicantes de Falun Dafa, “la oficina 610”, un órgano extrajudicial que actúa sin restricción alguna y que recuerda mucho a la Gestapo nazi.
Cientos de miles de personal de todos los estratos sociales fueron llevados a la cárcel, -junto con verdaderos criminales- para ser “reeducados”, aun sin haber cometido falta alguna.
En unos pocos años, desde que se inició la campaña de exterminio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha documentado en sus informes decenas de miles de casos de graves torturas.
“Los informe describen escenas horrorosas en las que los detenidos, muchos de ellos unidos a Falun Gong, mueren como resultado de los maltratos, negligencia médica o atención medica inadecuada. La crueldad y brutalidad de estos actos de tortura superan cualquier descripción”, dijo en diciembre de 2003, Asma Jahangir, Relatora Especial de la ONU para ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.
“GENOCIDIO MEDICO“
Poco después del inicio de la persecución, el Partido Comunista Chino, se encontró con las prisiones casi llenas con practicantes de Falun Dafa, que en su gran mayoría no renunciaban a la práctica que había cambiado sus vidas para mejor. La superpoblación en las prisiones se convirtió en un problema cada vez más acuciante, que generaba unos gastos muy elevados.
Pero el PCCh rápidamente encontró la manera de “ahorrar”. “Capitalizar” a los practicantes de Falun Dafa de un modo distinto a llevarlos a los campos de trabajo forzados, es decir, vendiéndolos. No como esclavos, no vivos, sino “a trozos”. Así idearon los cimientos de una industria macabra que por su tamaño no tiene precedentes en la historia de la humanidad: la sustracción forzada de órganos a gran escala auspiciada por el Estado. Lo que siguió fue un verdadero “genocidio médico”, que sigue aún en funcionamiento y que genera enormes beneficios.
¿Cómo funciona la máquina de matar?. Inmediatamente después del internamiento en prisiones o campos de trabajos forzados, los practicantes de Falun Dafa son sometidos a análisis médicos exhaustivos y la información resultante se ingresa en una base de datos. Prácticamente el PCCh ha creado como advierten los expertos, un verdadero “banco de órganos vivos”. Cuando el comprador aparece, los “donantes compatibles” son llevados al quirófano para morir. En otras palabras, la fundación de un sistema estatal para matar a sus ciudadanos a beneficio del estado v con el fin de enriquecerse.
“El aparato de seguridad estatal lanzo la campaña para eliminar Falun Gong in 1999. En 2001 más de un millón de practicantes encarcelados en el sistema Laogai (el sistema de campos de internamiento para la reeducación mediante trabajos forzados), fueron sometidos a test médicos específicos y los hospitales chinos tanto militares como civiles, comenzaron a expandir sus unidades de trasplante”, declara el periodista Ethan Gutmann, autor de importantes investigaciones en este asunto.
Y la demanda era inmensa, ya que los tiempos de espera para un órgano compatible se computan en semanas, mientras que en el mundo civilizado, los enfermos esperan años en las listas para obtener un órgano y ser trasplantados.
Con las prisiones llenas de “mercancía humana”, esta nueva industrio macabra, creció de forma exponencial con centros de trasplante estableciéndose uno tras otro en toda China.
Muchos de los “clientes” venían del extranjero, convirtiéndose con o sin su voluntad en cómplices de los crímenes. Un “fenómeno desconocido para el mundo” –el “turismo de trasplantes”-con destino a China, el país con órganos disponibles bajo pedido, para todos aquellos que están dispuestos a pagar el precio.
“Si vas a China para un trasplante de hígado, -durante las tres semanas que estarás allí-, significa que está planificado ejecutar a alguien. Deberán encontrar un prisionero sano con el grupo sanguíneo correcto, compatibilidad de tejidos y el tamaño de hígado necesario, y el prisionero debe estar listo para la “extracción” en el plazo comprometido con el “turista de trasplantes”.
Aunque el conocimiento público del asunto es limitado, por intereses varios (económicos políticos, etc.), la sustracción forzada de órganos a los prisioneros de conciencia· en China ha provocado resonancia internacional. Incluso el Parlamento Europeo ha adoptado resoluciones condenando y exigiendo al gobierno chino el acabar con esta industria macabra.
Y en varios países como Israel, Taiwán, España, Austria e Italia las acciones del régimen comunista han forzado cambios en la legislación, prohibiendose en todos estos países, lo que se denomina como “turismo de trasplantes”.
Un informe independiente sobre la sustracción forzada de órganos publicado en junio 2016 revela una realidad horripilante; Los hospitales chinos especializados en estas operaciones, han trasplantado entre 60.000 y 100.000 órganos anualmente desde el año 2000. Si tomamos en consideración el hecho de que la persecución ya dura veinte años, los números acumulados son tremendamente impactantes.
”El régimen chino está totalmente implicado en el asesinato en masa de gente inocente” dice uno de los autores de la investigación, David Matas, un renombrado abogado de derechos humanos que describe el “genocidio medico“ del PCCh como “una forma de maldad sin precedentes en este planeta”.
Parte de esta realidad puede verse en el documental “Genocidio médico: Crímenes en masa ocultos en la industria de trasplante de órganos en China”.
RESISTENCIA PACIFICA
Han pasado más de dos décadas desde que Jiang Zemin inició la campaña para exterminar a los seguidores de Falun Dafa. Y a pesar de que el dictador esperaba erradicar la práctica en tres meses, en realidad sucedió lo contrario. Falun Dafa no solo no desapareció, sino que se expandió por todo el mundo a más de 110 países. A lo largo de los años, ha recibido miles de premios y reconocimientos y su fundador ha sido nominado cinco veces al premio Nobel de la Paz por su contribución a la humanidad mediante los principios y beneficios de la práctica.
Los practicantes de Falun Dafa han dado al mundo un ejemplo de coraje y dignidad con su resistencia pacífica pero firme frente a la brutalidad del régimen chino. Muchos de ellos, asumiendo riesgos personales, trabajaron sin descanso para exponer y detener estas atrocidades.
La distribución de material informativo para contrarrestar la propaganda estatal, el exponer públicamente tanto local como internacionalmente a los oficiales y “verdugos“ involucrados en la persecución, acciones legales, protestas pacíficas ante las embajadas y consulados chinos alrededor del mundo, peticiones a Naciones Unidas firmadas por millones de personas, etc – estos son algunos de los varios métodos de los seguidores de Falun Dafa para combatir la campaña de exterminio.
Como resultado de estos esfuerzos incansables, muchos ciudadanos chinos han visto más allá de la propaganda y falsedades difamatorias del PCCh y en repetidas ocasiones, han actuado para apoyar a los practicantes de Falun Dafa. Aun mas, algunos de aquellos que han perseguido a los practicantes de Falun Dafa han cambiado de actitud radicalmente: Freedom House y otras fuentes han mostrado casos, en los que miembros de las fuerzas de la ley o servidores civiles en determinados lugares, han protegido activamente a adherentes de Falun Dafa y han rechazado arrestarlos por su actividades de información publica.
La exposición pública de estas atrocidades ha activado en China una tendencia constante y cada vez mayor, de renuncias al partido Comunista Chino y sus organizaciones afiliadas que esta sacudiendo al PCCh desde su interior.
A nivel internacional, hay también un buen número de apoyos fuertes y públicos contra la persecución.
A pesar de ello, los crímenes siguen sucediendo.
Sólo podremos tener justicia cuando los que no han sido heridos por la injusticia se sientan tan afectados como los que sí lo son“
- Solón, líder ateniense del siglo VII