Quemaduras

12-09-2019 Torturas Físicas
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Han surgido numerosos informes de China de que la policía y las autoridades de los campos de trabajo queman a los practicantes de Falun Gong con cigarrillos, encendedores de coches, planchas y barras de metal caliente como una forma de obligarles a abandonar su creencia. A veces, los hierros calientes se calientan para que estén al rojo vivo, y luego se usan para quemar la carne de los practicantes o perforar sus pezones. Muchos han informado de que se han sido quemados repetidamente con cigarrillos, incluso en la cara, el cuello y los genitales.

Tan Tan Yongjie, 27, quemado gravemente con hierros al rojo vivo por la policía

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El 2 de junio de 2001, mientras Tan Yongjie estaba retenido ilegalmente en el campo de trabajo de Luobo en la provincia de Guangdong, tres policías lo torturaron.

Primero lo golpearon y trataron de obligarlo a escribir "declaraciones de arrepentimiento" denunciando a Falun Gong. Sin embargo, el Sr. Tan no dijo una palabra.

Más tarde, los guardias lo ataron a una columna. Un guardia calentó una barra de hierro oxidado en un quemador eléctrico hasta que la barra se puso roja, luego presionó la barra contra las piernas del señor Tan en más de una docena de lugares mientras preguntaba: "¿Todavía quieres practicar Falun Gong?"

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El Sr. Tan se quemó gravemente. Le temblaban las piernas y gritaba con fuerza. Tenía tanto dolor que perdió el control de sus funciones intestinales.

Los guardias lo arrastraron de vuelta a su pequeña celda y lo encerraron. No podía caminar ni dormir debido al dolor. Más tarde, los guardias le ordenaron que cuidara un huerto. Pensaron que con tales heridas no podría ir muy lejos, pero escapó.

Llegó a Hong Kong el 10 de junio y despues huyó a los Estados Unidos.

Quemada viva por las autoridades de la prisión

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Wang Huajun, de 36 años, vivía en Fengjiashan, ciudad de Macheng, provincia de Hubei. La policía la detuvo en la mañana del 18 de abril de 2001, porque estaba contando la verdad sobre la persecución a la gente en Macheng. La golpearon salvajemente hasta las 11 de esa noche.

Al borde de la muerte, fue arrastrada fuera del centor de detención, empapada en gasolina y prendida en llamas. Murió quemada a la 1 a.m.

La policía dijo a los testigos, entre ellas una empleada del servicio de limpieza de calles municipal, que la mujer se había prendido fuego. Una "nota de suicidio" - milagrosamente no carbonizada por las llamas - fue encontrada a centímetros de su cuerpo quemado, junto con su identificación, que la policía había confiscado meses antes.

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