Las evidencias acumuladas presentan una terrible historia de asesinato y mutilación en China. Testigos y médicos chinos revelan que miles de practicantes de Falun Gong están siendo asesinados por sus órganos. Órganos que son vendidos y posteriormente transplantados con enormes ganancias.
Los riñones, hígados y corazones se venden a menudo a petición de pacientes extranjeros. Es decir, a los prisioneros de conciencia se les toman muestras de tejido y se les mata una vez que se encuentra un receptor compatible para sus órganos. Las víctimas son retenidas en campos de concentración antes de la disección, después de la cual los restos de los cuerpos son inmediatamente cremados.
Los autores son funcionarios del Partido Comunista Chino (PCC), que actúan en connivencia con los cirujanos, las autoridades penitenciarias y los oficiales militares.
La historia, casi demasiado terrible para creerla, se reveló por primera vez en marzo de 2006, cuando una mujer afirmó que hasta 4.000 practicantes de Falun Gong habían sido asesinados por sus órganos en el hospital en el que había trabajado. También dijo que su esposo, un cirujano del mismo hospital en las afueras de la ciudad nororiental de Shenyang, le había revelado que había extirpado la córnea de los cuerpos vivos de 2.000 practicantes de Falun Gong (artículo).
Una semana después, un médico militar chino no sólo corroboró el relato de la mujer, sino que afirmó que tales atrocidades se estaban produciendo en 36 campos de concentración diferentes en todo el país. El más grande, dijo, tenía 120.000 personas. Dijo que también había visto a los practicantes de Falun Gong siendo transportados masivamente a través del país en trenes de ganado, de noche y bajo la cobertura de una estricta seguridad (artículo).
Algunos practicantes de Falun Gong y activistas de derechos humanos en el extranjero comenzaron inmediatamente a investigar las acusaciones. Hicieron llamadas a hospitales chinos pretendiendo comprar un riñón o un hígado. Para su horror, un doctor tras otro confirmaron abiertamente: Tenemos los [órganos] de Falun Gong en stock; sólo tienes que venir y te conseguiremos el órgano en una semana (enlace a la transcripcion de las conversaciones telefónicas).
Después de meses de investigación, incluyendo entrevistas encubiertas con médicos de 12 provincias de China, llegamos a la desoladora conclusión de que estas acusaciones son ciertas
- David Kilgour, ex Secretario de estado de Canada para la región de Asia-Pacífico
Conmocionados por estos informes, dos destacados abogados canadienses de derechos humanos iniciaron su propia investigación. Posteriormente, en julio de 2006, el ex Secretario de Estado para Asia y el Pacífico, David Kilgour, y el abogado de derechos humanos David Matas, publicaron su propio informe de 140 páginas. En él se llegó a la "desoladora conclusión de que las acusaciones son ciertas". En enero de 2007, publicaron una versión revisada de su informe con pruebas adicionales (clicar aqui para ver el informe).
Los funcionarios del PCCh se apresuraron a destruir todas las pruebas. Han permitido a la comunidad internacional visitas de seguimiento y control a las prisiones de China y han eliminado los sitios web que anunciaban la venta de órganos (aunque no a tiempo, ya que los investigadores ya habían conseguido guardar imágenes de esas páginas web). Un sitio web chino se había jactado de que podía proporcionar órganos compatibles en 1 a 4 semanas, lo cual, según los expertos médicos, es imposible a menos que los hospitales chinos tengan acceso a una enorme reserva de "donantes" de órganos vivos.
Poco después de que aparecieran los informes sobre la sustracción forzada de órganos, los dirigentes del Partido anunciaron una nueva legislación que prohibía el uso de órganos sin el consentimiento del donante. Desde entonces, esta ley no parece haberse aplicado en absoluto, apoyando a quienes afirmaban desde el principio que esta legislación no era más que una iniciativa de relaciones públicas y salvar la apariencia.